Un llamado a defender la soberanía alimentaria en la cual la mujer rural e indígena tiene un papel relevante, a través de la mantención de las tradiciones ancestrales, es la propuesta que recoge el lanzamiento del libro “2ª Cartografía Productiva de ANAMURI” este miércoles a las 11 horas en la Sala Mafalda Mora de la Casa del Arte Diego Rivera.
La actividad es organizada por la Agrupación Cultural por las Tradiciones y las Etnias (ACUTRADE), Unión Comunal de Huertos Urbanos de Puerto Montt (UCHU), la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI) –con su directora nacional Hilda Morales- más el apoyo de la Corporación Cultural de Puerto Montt.
Con el lanzamiento del libro se busca reconocer la labor de las mujeres de sectores rurales y del mundo indígena en la mantención de la soberanía alimentaria como derecho de la población a través de una agricultura sin uso de tóxicos; defensa de las semillas naturales; y rescate de los saberes y la cultura campesinos.
LIBRO
El libro entrega antecedentes al Estado a partir de la tradición escrita y oral acerca de cómo se construye la soberanía alimentaria a partir del esfuerzo de pequeños productores, trabajo en el que participan principalmente mujeres y también, personas de pueblos originarios.
En la obra, ANAMURI rechaza el encadenamiento productivo y tiene entre sus objetivos luchar por producir alimentos de manera libre y de acuerdo al conocimiento ancestral.
ORGANIZACIÓN
ANAMURI es un movimiento continental y en Chile agrupa a mujeres rurales organizadas de Arica a Chiloé y a mujeres indígenas de pueblos originarios aymaras, kollas, diaguitas, mapuches o quechuas, que por sus actividades económicas se reconocen por ser pequeñas productoras, pescadoras, artesanas, asalariadas agrícolas, cultoras del folklore y de las tradiciones de nuestros campo.
Organizadas en asociaciones, talleres, sociedades productivas, sindicatos, cooperativas, comités, agrupan a alrededor de 6 mil mujeres pertenecientes a la asociación en la actualidad.
La misión de la organización es contribuir al desarrollo integral de las mujeres rurales e indígenas a través de la promoción de la asociatividad y del fortalecimiento de sus organizaciones. Además de aportar a la construcción de relaciones de igualdad en términos de género, clase y etnia, en un medio ambiente equilibrado entre las personas y la naturaleza.